lunes, 19 de octubre de 2009

Cuatro poemas de josé Ángel Cuevas




JOSÉ ÁNGEL CUEVAS (Santiago, 1944): Poeta y profesor de filosofía, perteneciente a la Vanguardia-Pedagógico ’70. Su poesía destaca por el lenguaje coloquial, saturado de términos y aseveraciones irónicas que reflejan al hombre común y corriente. Los barrios y situaciones históricas se vislumbran con autenticidad en sus textos. El lado marginal de la sociedad es expresado con cariño y esperanza en su estética. José Angel Cuevas ha publicado: “Efectos personales y dominios públicos” 1979; “Introducción a Santiago” 1982; “Contravidas” 1983; “Canciones rock para chilenos” 1987; “Cánticos amorosos y patrióticos” 1988; “Adiós muchedumbre” 1989; “30 poemas del ex-poeta José Angel Cuevas” 1992; “Proyecto de país” 1994; “Poesía de la comisión liquidadora” 1997; “Diario de la ciudad ardiente” 1998; “Maxim, carta a los viejos rockeros” 2000.

Otro amor

¿Para qué quiero otro amor?
¿Para ir carreteando por la Gran Avenida sin un peso
y hablarle del Tiempo de la UP
revolverme en estos 15 años
sacando mugre del
Tarro?

Emborracharme y gritar en Tugurios
empapelados con banderas chilenas
polietileno
poliuretano.

Pasar por la Alameda a las 3 de la mañana
cuando todos se hayan ido las muchedumbres
cubiertas de smog
Y duerman.

¿Para qué quiero otro amor?
¿para llevarla a comer pescado frito
y sentarnos a mirar los pájaros
sin un peso para hotel
un peso para bailar abrazados hasta que amanezca?



Poema 8/ Inédito

La identidad se ha resquebrajado La Virgen sigue allí,
la posmodernidad se dio a fabricar edificios idiotas.
Okey. Nadie me saluda en la Alameda.
No conozco a ninguno
en las casas de Préstamo.
Ni en los Centros de Compra.
Nadie me dice ¡Hola mi viejo!
Está bien. Soy un pobre infeliz
de la Epoca de la Reconversión Capitalista.
La Epoca del Tráfico de Drogas.
Oh, ¿dónde caminar? ¿Dónde tomar un trago tranquilo?
Voy a 10 de Julio
se habla de los Grandes Cafiches San Camilo
vestidos a lo Frank Sinatra.
Voy a Independencia/ allí han demolido
casi todas las casas y levantan una basura
de edificios de plástico negro
feos como el demonio.
Mi casa fue demolida también.
Y veo Elevarse una Torre gris.
............................... Por la que sólo siento Odio.
........................................................... Sólo Odio.


Introducción a Santiago


Cielos oscuros cruzan Santiago, vía Conchalí
Palomas se desprenden de los techos
(Sueño que vamos por 1920 y como un globo de navidad
La Virgen vaga hacia Cisterna.
La Cordillera está ahí nevada,
pero, yo soy un pobre diablo de la Plaza Brasil,
uno que bailaba boogie al viento en los cafés.
Mi casa derrumbada tras un mar de corbatas
colgadas de los mástiles: Rosas con Teatinos
Gath y Chávez abre sus puertas)
Alessandri dispara quimeras a la Población.
Escuchen la noche extensa sobrevolar departamentos numerados,
el agua detenida dentro de las camas.
Y automóviles perdidos.
Otros vivieron a orillas de los ríos
sentados en el Desierto de Atacama, pero yo
vivo en lo alto de la Plaza Bulnes
y oigo el rumor de los barrios al atardecer
Las Ovalle Negrete van y vienen;
yo pienso en todo cuanto existe entre Mapocho y Franklin,
(Balmaceda murió en esa casa de Amunategui
y O´Higgins se fue al exilio caminando por San Pablo).
..... Viejas canciones recorren la ciudad durante el día;
..... pienso en los cines.
..... torres de altura cubren el adobe
Dos cerros verdes
Y una mujer, que amo.
A las siete se enciende la luz de mercurio
Cae la noche,
y yo quisiera volar desde el Paradero 15
al cerro Renca, mi alma
Traspasar el Gasómetro, trenes
por Exposición
dar la vuelta camino a Pudahuel
volver al centro.
Todos moriremos algún día
pero el Mapocho no detendrá jamás su curso.
Veo pasar bloques estropeados
mi viejo barrio Panamericana Sur.
No sé que decir
Sentado a la escalinata los conventillos pasan
la punta de la iglesia Santa Ana
como una nube bajo la luna llena.
(Yo desde Matucana a Brasil, Santo Domingo
haría una ciudad perfecta: correrían carros por sus líneas
todos vestidos de escocés
y la puertas con sus manitos de hierro
golpeando desde el otro lado de la vida
mi alma está en Avda. Portales
a las siete de la tarde montada en una nube
de galletas).
..... Ay, pero Santiago de la República ha caído.
..... Se gastó Vivaceta
..... Independencia también va camino a la muerte
Nunca se pavimentó Quinta Normal
Ni San Ramón.
La ciudad se hizo estrecha para tanta muchedumbre.
Todo quedó allí
San Pablo, Santa Isabel
(quizás todo sea después una villa
en altura), y nos amemos en los ascensores
y podamos ver el mar desde el último piso de San Borja.
Hasta el año 32 se dormía en Santiago
con la ventana abierta, existía confianza pública.
Ahora llevamos terremotos, tranvías, gobiernos en la mente.
La sequía del 68
el Martes 11 de septiembre.
Hacia donde mires alrededor hay cerros
y al morirse uno
al fondo de Avda. La Paz un cerro puntiagudo
que te espera.
Gloria al Dios de las calles
Señor Haz que pase pronto la Pila Cementerio 26 letrero rojo
y envíanos algo de comer aquí y ahora.
Estamos tan cansados de esperar.
Sí, soy de Santiago
Aquí nací un día de Primavera
cerca de Bellavista
Y viví en Rosas con Teatinos
Jugué en la Plaza Brasil tardes enteras.
El 57 partimos a Quinta Normal
Corría el tren 201 al Puerto
como una calle iluminada.
Desde el Puente Carrascal
yo veía el horizonte.
Era de noche.
El Sputnik pasó más allá de la Estación
Todo está dentro de mí ahora.
Después nos fuimos a Las Condes
Mis hermanos miraban el Manquehue
En Portugal 1334, hice mi primer hogar
Año Setenta.
Fui padre en un 4º piso de la Villa Olímpica
Allí empezó el Estado de Emergencia.
Nos fuimos al final de Santa Rosa
El lugar más pobre del Mundo.
Ahora estoy bajo un naranjo y escucho
el silencio del campo en la madrugada.
El río Maipo que camina hacia el mar.
Conciudadano:
..... Detente bajo cualquier de los 77
Edificios del centro
y respira
montañas de habitaciones
que suben por el cielo.
(Cuántas ventanas se elevan
y en cada una cabezas negras asomadas, cuando
es mediodía en Alameda).
Oh muchedumbre
zumbas, bien te escucho.
Y aunque la Torre Santiago Centro
puede caer en cualquier momento
siempre atardece en sus ventanas
el sol muere allí
como en el Bar Unión, traspasa
las botellas de 3/4.
El Centro es pequeño, porque
no decirlo?
(Mas, yo quisiera volver a verla, bajar
al City, pasearme
frente a Falabella.
Pero no.
No está su rostro pegado a las vitrinas
ni en el Waldorf
con sus zapatitos amarillos.
Ya ha pasado la vida;
Doce mil personas por hora en Ahumada
Todo el día las máquinas han tecleado. Escucho
pasos por Alameda
De pantalón gris, peinados para atrás van
los vestones azules que manejan la vida de la ciudad
con su puñado de teléfonos
La Alameda produce efectos divergentes
en mi pobre alma.
Aúlla bajo tierra el Metro
(apretado junto a todos, las estaciones vuelan,
me pregunto: quiero a alguno aquí, a ellos?
Sí, los quiero, me digo:
Son yo mismo con la cabeza gacha).
El Metro aúlla bajo tierra,
yo trabajé entre los aullidos
y aullé también
desde el Café Haití, tiré besos
a las mujeres que pasaban hacia Huérfanos.
Algunos han caído bajo el estruendo
y andan por ahí cesantes y tristes
Con la cara larga.
Pero respecto a los Edificios
Sé que están llenos de vida adentro
son más que una casa abandonada.
Respeto a los Edificios,
piso a piso.
Sin embargo qué sucede en las oficinas
de madrugada me pregunto?.
El paseo Ahumada no me importa
ni las fuentes de agua
El aluminio
(aunque pasé allí una noche acurrucado
bajo el silencioso
cielo del Burger Inn).
No me importan las Galerías que cruzan Agustinas
Dos cuadras más
y todo vuelve a ser Chillán Viejo.
Conciudadano que vas por el Paseo Ahumada
No mires al suelo
Mira al Cielo.
Superpoblado de taxis que balan.
Ruidos de muchedumbre
sobre mi alma
por 24 cuotas es mío un Philips Personal Stereo, y mío
1 1/2 galón de Ballantine Tatung Dynamic.
Julio Iglesias $ 180 Hoy.
un río de suntuarios
el aire olía a muertos
Todos pasaban tiritando
hasta el Chez Henry cerró, y tú
no llegaste.
Desde las barandas parados en el Unicentro
se miraron y se amaron, sus ojos
de juguetes y pasteles.
¿Amor juntémonos en Los Gobelinos a las Siete?
Frente al Il Bosco de noche llueve a cántaros
alguien canta un bolero.
Hay quienes le temen al Centro,
quienes han dejado sus pulmones en el Centro
Mujeres que en plena Plaza de Armas
dejaron su cabeza.
Ay, cómo cuesta Señor atravesar la Alameda a mediodía
Yo sueño con los caserones de Quinta Normal
abriendo puertas,
la uva negra rueda por el tiempo
Caminando por San Diego
entre camisas colgadas
Desde la Bolsa de Comercio al Zeppelín
zona de tristeza.
(Una mañana de mil novecientos sesentaitantos
al finalizar el invierno
Vi a Neruda
En la esquina de San Diego y Alameda
Distraído.
Pasaban los vehículos
Todos caminaban en una batahola infernal
Neruda la cabeza en alto
algo miraba
No sé. Quizás la Torre Entel
El Banco del Estado.
Pero de pronto
sin decirle a nadie
se sacó las manos de los bolsillos
Abrió un hermoso par de alas verdes
y partió por Nataniel
............................ hacia el Poniente
Después no volví a verlo nunca más).
Yo estuve cuando Santiago llegó hasta Tobalaba
y Gran Avenida fue una hilera de Chalets blancos
en Tiempos de Don Pedro Aguirre.
Alrededor Santiago,
sigue su vida de siempre.
Recoleta con Einstein
De pie en San Pablo con Samuel Izquierdo.
Pasa el lechero,
las peluquerías abren
Todo parece a punto de caer.
El setenta por ciento de las casas son menesterosas
Nunca han sido las murallas estucadas
en Jotabeche
Ni en Cautín con Balmaceda
Piensen en ello.
De pie en la Plaza de Armas
un rumor trae e Mapocho:
golpes lejanos de ánima
velas de mediagua, se oye
La Bandera, Lo Hermida, La Victoria
con su fuego de campamento
Como al principio del mundo.
Gracias animita por el favor concedido.

Dios está al sur
al norte el cerro Blanco
Violeta Parra manzana 26 sitio 7
cae la luna llena.
Escriban conciudadanos, escriban
a las Ultimas Noticias, El Debate, La Tercera
Digan que las bocinas no dejan dormir
a la gente del Centro
Ratones invaden Plaza Egaña
No hay agua, ni servicios
ni grifos en la periferia.
Pésimo olor invade nuestras puertas.
Gracias animita por el favor concedido.
Volver al año 20, volar
sobre Alameda por las calles mojadas
y mamparas.
Vida de San Francisco
Vida de Carmen, Santa Victoria entre los árboles
faroles que no dejarán de alumbrar
fuegos artificiales mueren en los techos
Grajales con Vergara
............................ Es Nochebuena
(Desde la Elipse del Parque Cousiño
puedo gritar a todo pulmón
lo que se me ocurra).
Aquí estuvo Santiago del Nuevo Extremo, dirán
y el cielo pasó sobre los techos
infinitamente.
El 12 de Julio de 1971 a las once de la noche
empezó a nevar sobre Santiago
Yo esperaba micro en la esquina en Avda. Matta
y Portugal.
La nieve se deslizaba por los rascacielos
caía sobre el zinc de las mediaguas
se metía entre tus piernas blancas.
En tanto yo cantaba:
Lucy in the sky of the diamonds
como si fuera un norteamericano
Después cambió el clima
Los teléfonos públicos se atascaron
Las calles se llenaron de desconocidos.
Oh basurales de Avda. La Feria, purísimas pichangas
escucho. Cielo de las poblaciones.
La micro se detiene, yo bajo
trago potreros
llego al puesto de dulces, doblo
estoy ocho horas allí
Pasa la vida.
Mueren los vacunos Valledor Sur
por ti
Sólo por ti.
Te invito amor a pasear
a la Población José María Caro
al otro lado de la línea cuando quieras
Anoche vi a Pablo de Rockha
esperando el carro 36 entre la niebla
cargado de paquetes.
Conciudadano:
................... Siéntate en Cienfuegos y Agustinas
mira cómo caen trozos de cemento
desde las farmacias olvidadas
escucha el tranvía cargado de sombreros grises
y mujeres del cuarentaiseis.
La pequeña ciudad en tu alma de viejo.
Ay, pero pobre Conchalí zarrapastrosa
Pobre el Salto
inmensas zonas de pobreza.
Las casas se bambolean cargadas de niños pálidos
Los bares
Los cerros están ahí en silencio.
Sé muy bien que por detrás se puede atravesar el San Cristóbal
Llegar feliz a Vitacura.
(por allí vive Nicanor Parra ahora).
Quizás la vida no esté en las calles
sino dentro de las casas.
Hay ciudades olvidadas arriba del ropero
Carmen 340
Una casa de puerta azul, ventanas
árboles.
Vi a Violeta Parra
echar cerros sobre una mesa de mimbre.
Todo estaba oscuro
la gente en silencio.
Olas de trigo maduro
dentro de la pieza.
Era una meditación
Un vuelo por el continente americano
Ciudades enteras venían a morir a su regazo
¡Qué sucede ahora en esas piezas llenas de fantasmas!
Por allí pasó el mundo muchas veces
puedo asegurarlo.
El mejor sitio de la ciudad es
una estación.
Todos se iran en su tren alguna vez
y para nunca regresar.
Así, nos sentábamos en los tapabarros a fumar
Era 1967
Y desde Il Bosco llegaban cantos y gritos
Pasaban Teillier y Cárdenas
con la cabeza en alto
En la noche de los bares
Después amanecía.
Ahora sólo pido un balcón en Plaza Italia
y miraré el mundo.
Vuela palomas sobre Santiago
Nubes blancas
Tras el Estadio Nacional
Las multitudes tiemblan y sufren
Pobres los que nacieron en un bloque de Departamentos
Cuando la ciudad empezó a extenderse, pobres
sobre las chacras del 51.
Política habitacional de la Caja de Empleados Particulares
Corporación de la Vivienda Urbana. Ley Pereira 18981.
Juan Antonio Ríos
Villa Olímpica
Japón
México
Santa Julia
Eyzaguirre
No se puede jugar al pillarse
ni menos escondidas
en un bloque de departamentos.
Sólo fumar
Fumar, leer el diario parado en las ventanas
tontamente.
Cuando la Primavera sea en la ciudad
y vaya con su amada:
................ aconsejo Pío Nono
doblen en el Parque Forestal
al pie del cerro.
En Constitución está la casa más bella
de Santiago.
Por allí pasó Neruda muerto
Era Septiembre.
(Sí, era Septiembre
una multitud se volcó a las calles del Centro.
Los Estudiantes de la Federación
Caja del Seguro Obligatorio
fueron llegando a la Alameda
¡Atrás Gobierno incapaz! gritaron
y el agua corría.
Se colgó una escoba del Banco del Estado
Fue elegido el General Ibáñez.
Al anochecer los ibañistas llenaron la Alameda.
Todo quedó cubierto de papeles.

Conciudadano:
.................. Detente en el Bar Juanito
La Piojera
Quitapenas
Picapiedras
Colo-Colo
El Cielo
Los Compadres, y bebe, bebe,
Una mediagua se dibuja en tus ojos
recogerás desamparo de bar.
............................ afuera está nublado
Los viejos se sientan a las puertas
de sus casas.
Escuchan tangos.
Sueñan con la muerte.
¿Cuántos habrá oyendo tangos a estas horas
de la madrugada en las oscuridades
....................................... de La Granja?
Cuántos bajo la tristeza nocturna
de los barrios industriales?
Un día partieron los fantasmas de los carros que iban
a Blanqueado
los potreros, apagadas sus últimas luces
de Quintas de Recreo.
Después comenzó la Toma ilegal de Terrenos Baldíos
....................................... a fines del cincuenta y siete
Avanzaron las familias
Camas, ollas, bolsas blancas
En medio de la noche
concentración de hogares sobre el suelo húmedo
Hubo gritos y lamentos
Pero levantaron sus techos de cartón al fin
banderas chilenas
Las mujeres llenaron de agua sus baldes
Se mojaron el pelo al amanecer
y fue Santiago.
Pareciera que yendo por República
................................. bajo las mansiones blancas
no hubiera nada, más allá
Pero, no.
Hay otros mundos. Junto a la línea del tren
la Fábrica Sumar y después
...................... las poblaciones de un piso.
Yo, cuando oscurece, miro el San Cristóbal
y me digo a mí mismo:
....................... Alguna vez pasaré una noche entera allí
al lado de la Virgen
Santiago estará iluminado
y veré amanecer
y apagarse sus luces una a una
¡Pasaré una noche allí!
Lo prometo
Y ustedes también prométanlo conmigo.
La Estación Mapocho esta abandonada
siempre sucia
El Portal Edwards produce pena
Mas; la muchedumbre deambula allí
y en Bascuñan, la gente
que viene del Hipódromo
Beben en 10 de Julio
y cantan mecánicos a los pies de un automóvil negro
(Pasaba una multitud de obreros los Viernes
los viejos en grupo cerca de la Vega
por Carlos Valdovinos
extendían en el Paradero 22 : serruchos formones
martillos y se ponían a comer:
................................ pescado y vino blanco.
No cabía un alfiler en el Paradero 22
los días Viernes)
Santiago es sólo una ciudad al pie de las montañas
Una vieja aldea rodeada de
campana campamentos.
De anteojitos blancos y zurcidos bluyines
los locos pobres del 22
bajo Del Soto
Abrazando The Queen sus cajas de música
se vuelan
Frente a la Escuela de Derecho
algunas personas comen maní.
La Loreto grita Schopping, Schopping
y Gonzalo Pérez
pasábamos Tobalaba a Cien
Ebrios de schops blancos blancos American Home
Palacios de Apoquindo al viento.
De noche abro el balcón y escucho
las carcajadas
de los que bajan por Bilbao
El whisky derramarse en las aceras.
Oh Providencia
tu cara rosada volando
frente a mí
Ibas en la línea 1 silenciosa.
Te amé
Pero ya jamás he vuelto a verte.
Providencia en un copo de helados de frambuesa 1967
Se combate por el pelo largo
Veo a Jimmy en las puertas del Coppelia
con su cabellera al viento
y su gamuza gris
Dispuesto a todo
en la Revolución del pelo largo.

El león ruge como un preso más
la noche cerca
los departamentos de la Plaza Italia
(Yo viví en un Edificio de departamentos, y aprendí
a odiar a los del Tercer piso
golpeaban el cielo sin piedad
mientras la radio volaba a toda cuerda.
Fue el año setenta
La gente andaba por las calles
hasta el amanecer).
(Sueño que voy por Independencia en las tinieblas
entre puertas gastadas, tras infinitas escaleras
he visto el mar
como un cielo en la noche de mi casa).
Épocas feas van por las esquinas
junto a las fábricas de zapatos
del Paradero 15
por Alameda abajo.
Toda la ciudad se ha sentado en estas micros
Matadero Palma, Catedral, El Golf.
de ciegos y de niños
cargadas sus cajas de chicles
y maní. Los ciegos lloran.
Cuando termine el día,
huevos duros, tortillas en el Centro
y tripas de animal, bajo la estatua de Barros Arana.

Gloria al Dios de las calles
Al Dios del Santa Lucía por las noches
Gloria al Unicoop
a La Polar
a Sábados Gigantes.
Qué estará sucediendo en este instante
en la esquina de Almacenes París?
Y en la José María Caro
cuántos pobres se mueren de ganas de fumar?
(Alameda de las Delicias
Vicuña Mackenna
San Pablo
Circunvalación Américo Vespucio
Macul, son calles madres
y yo las quiero
Pero a Avda. Grecia la odio:
Me trae malos recuerdos).
Toda Ñuñoa reposa bajo el cielo del otoño
las hojas de los acacios igual que años caen.
El tiempo está perdido en las ventanas blancas.
Yo viviría en Ñuñoa
o en Lastarria, una pieza grande
tomaría en arriendo.
Párense cerca de los Mataderos
oh conciudadanos
Visiten las cárceles
Los hospitales cuando sea 3 de Octubre
y se sienten cerca de la muerte
de madrugada en Franklin con San Diego
Medito
Los tranvías cargados dan vueltas por el cielo.
El clima ha cambiado conciudadanos
estos últimos años
La soledad ha arañado ciertos rostros.
El amor está escasísimo
Pero: ¡Animo, Muchachos!
Porque aunque vayamos con los bolsillos vacíos
y la cabeza rota,
sin mujer, ni hermanos ni amigos
Tenemos la Cordillera ahí, para volarnos
Todo consiste en dar vueltas la cabeza y ver a Dios
¡Miremos hacía la Cordillera, propongo.
Dejémonos ir, despeguemos
desde los buses en marcha, parados
en los bares, tiendas, fábricas
y hospitales.
Contemplad la Cordillera de los Andes fijamente hermano
Con toda la esperanza del mundo y
el absoluto os será dado.
Yo no pido más por el momento.
Sí, soy hijo de esta ciudad mediocre
en Estado de Emergencia
Nací de este lado del río
No del otro
Y he pasado por González, Ibáñez
Alessandri, hasta llegar a hoy, y
he visto algunas cosas:
Agua correr bajo los puentes,
Sé atravesar corriendo entre los autos en marcha
y cuando vuelvo en la tarde:
la ciudad en mis nervios destrozados.
Rigurosamente llevo mi carnet de identidad, pegado al pecho
rol único, certificado de trabajo, licencia
para conducir
Libreta de familia, antecedentes
Salvoconducto para caminar con toque de queda
certificado de conducta
¡qué más quieren!
Todo lo he vivido aquí, bajo este cielo
mi ciudad natal
y he mirado el mundo desde los jardines de Las Condes,
y fumado
tranquilamente sobre los basurales
de La Feria.
Bebido cerca del Matadero lleno de amor
en mis abiertos bolsillos
He dormido en un campamento, y visto amanecer
cuando todos se iban al trabajo
el agua corría sobre las mujeres obreras.
Yo he caminado noches enteras por el Centro
en silencio.
Este es el Mundo para mí,
pero no puedo hacer nada,
nada,
Desde mi cama la última calle al Sur
de la ciudad.
Esta ciudad me pertenece, sin duda,
mi padre es del barrio Recoleta
y mi madre de Lord Cochrane
Pero, Hay más;
un Lunes de 1968 en pleno Invierno de Junio
Nació Ximena, el sol salió a las siete
de la tarde.
Yo caminé y recé como un niño entre los matorrales
del Parque Forestal.
Después el 22 de Agosto del 70
apareció Marcela con su risa de ángel
a dos cuadras de la Plaza Brasil
y bebí, toqué la guitarra hasta el amanecer
con mis amigos
Leonardo nació en Julio del 72 y salí corriendo
hablando solo por Pedro de Valdivia, cantándole
a mi hijo recién nacido
con su plata de hombre y puños apretados.
Abro mis manos de padre y atrapo esta nube
aquí sobre mi colchón que ha volado
de barrio en barrio
Lola Venegas me espera en el Paradero 36
y vamos a casarnos.
Bien:
...... Santiago nació hace cuatrocientos cuarenta y un años
una tarde de Febrero
Ya lo sé
y las calles se llamaban Del Rey, Galán de la burra, Las Claras.
El primer molino se levantó a los pies del cerro
donde yo después anduve con mi amada.
Gente hay que recuerda Las Sirenas,
sus mejores cosas han pasado allí
La Isleña y el Lucerna se ven a sí mismos
en el Rosedal próximos a un vino con duraznos
una Proclamación año 50
(yo puedo llevarlos al infierno si gustan
dejarlos en Maipú con Alameda,
el rostro marcado de cicatrices
echar los huesos en una hospedería de Aldunate,
y quizás quieran pasar una noche en el calabozo
(Yo pasé una noche de Estado de Guerra
sin querer, en la puerta de una casa,
las patrullas aullaban a lo lejos
bajo los edificios callados
Todo estaba frío, los cuatro millones dormían
Fuí el tipo más sólo del mundo esa noche
mis amigos cabían en los dedos de una mano).
Esta noche si es que llueve,
las casas de mis amigos flotarán el en el cielo,
la Virgen entre truenos y relámpagos:
Gran Avenida, Independencia, Pedro león Ugalde 1181.
Salíamos disparados antes de morir
cantando por las calles mientras la gente dormía.
La lluvia envuelve hermanos míos,
se desmoronan los años como ramas secas.
Luis Alberto fuma aún en mangas de camisa
frente al Hospital Joaquín Aguirre
caminábamos por toda Independencia.
Y con el mismo grupo Punta de Diamante
Tropezón, allí oímos a Presley abrazados
al Wurlitzer.
Tommy Valenzuela y Foppiano en el matrimonio
de los Hirmas
y en la fiesta de Macul,
de Dagoberto, Paradero 21
(estamos en Qulicura parados; un par de zapatillas
gorro, chomba gruesa en la mochila)
Y VAMOS A RECORRER EL MUNDO.
Hay otros que se echaron a perder y
no vale la pena recordarlos.
Pero a Valenzuela, Rojas y Vásquez sí
Tommy era la vida misma con una botella bajo el cielo
del Parque Forestal 68.
Ojalá estén todos bien dondequiera que sea
(los mejores tipos del mundo
vimos cuando cambio la luz de la ciudad)
No se trata de los 4 barbudos de Liverpool cierto
pero los llevo entre mis documentos
como una vieja dirección
donde llegar por último.
Salud por todos ellos,
Silva, Echeverría, Beltrán, Humeres
Araya, Miranda y Santana,
Algún día nos volveremos a juntar en Los Cisnes
y con los vasos hasta el tope.
(ahora estoy aquí
al final de Santa Rosa
más allá de los Campamentos
más allá de las Poblaciones
tras leguas de cenizas industrial
y calles destripadas.
Estoy tranquilo detrás de las bodegas
y puedo dormir la siesta)
Y a quienes están comiendo en este instante,
parados de El Chancho con Chaleco
costillar picante,
o Pichanga completa en Los Buenos Muchachos
Y a los que se encuentran bailando tango
en la Antoñana, y se vayan después
con su amada en el Carro 36
Yo los saludo.
No me interesa el Full Bar
Ni Il Bosco
Ruines restaurantes
(Las Lanzas en Ñuñoa
en Providencia: El Modas)
En fin,
Yo no sé si quiero estas cloacas
Ni las Liquidaciones Otoño Falabella
Ni la FISA
No sé, si algo me ata al Hotel Carrera
Al Club de la Unión
A la Casa Central de la Universidad de Chile.
Sólo uno de la muchedumbre soy,
uno que come papas fritas y corre
para alcanzar a tiempo
la última de las Matadero Palma.
Santiago es áspero, poco comunicativo
de mal genio.
No tiene pies ni cabeza firmes
Ay pero alimenta, da de beber, abriga
a cuatro millones de almas más o menos
(sin contar las ánimas de Avda. La Paz)
Y nada sabe uno del otro
aunque todos estamos justo a las 8 1/2
frente al Noticiario.
El de La Granja no va a beber a Conchalí
Ni el de Providencia va a pasearse a Pudahuel.
Abro el balcón y escucho el murmullo de las masas
tras su Puerta Cerrada.
¡Silencio, estamos viendo Televisión, -dice la gente
pero Algún día bajaremos, digo yo, todos
saldremos de nuestras camas duras y sillones
bajaremos por las pobres calles:
La Granja, Conchalí, Florida
Quinta Normal, Maipú, La Cisterna; Pudahuel,
Ñuñoa, San Miguel, Providencia, Las Condes
Y NOS MIRAREMOS A LOS OJOS
por una sola vez.
Imagínenselo.
Muy de tarde en tarde viene alguna personalidad
a esta aldea
No vino Juan El Bueno
Ni Los Beatles,
pero no olvidemos a la Princesa Isabel
y al Príncipe Felipe
ni al Alí Khan que bailó rumba
Es por eso entonces que para terminar, yo digo:
Santiago es esto,
y también lo otro.
Es Chillán entre Avda. Matta y Franklin
Londres entre Seminario y Los Leones
(Independencia y Recoleta van de vueltas)
Hacia el Oriente se levantan Torres de aluminio
pero al Poniente aún las calles
no se pavimentan.
Y se derrumba todo bajo el polvo
huesos, botellas y salsas.
Sudor, escupos, penas
Vino evaporado
besos, abrazos, quejidos
Que ahogan el aire de la ciudad cargado de humos.



RESTAURANT CHILE


Proyecto de País
/fragmentos

2.2.1
......... Aquí y ahora/ levantada la maleza
al interior del espacio que uno Es
uno que fue chileno
ya no es nada
un país que el sol calienta algunos meses del año
un film
un canto fúnebre, dice el ex-poeta.
Nada es lo mismo en la Transfiguración.
Por mucho que empujemos/ las cosas volverán a su lugar.
Será el olvido cada día…
Caserones vacíos
fierros retorcidos/ hangares de las S.S.
El cerro está donde mismo siempre.
El país es un inmenso texto
que los posmos van a deconstruir
unos cantos materialistas e históricos.
Todo volverá donde mismo.
No hay nada que hacer si empujamos estas montañas…

2.5
Ya de vuelta; ¿cómo va a crecer la chilena/ L´mano dura?
En condiciones de convalecencia/ la poesía es su única utopía
la poesía la lleva por cités y puentes del Mapocho
la deja en restaurantes/ allí sentada la tonta/ noches enteras
le habla del sur/ árboles y ríos en la mesa puesta.
Generales/ coroneles/ llorando a gritos en el Poema de Chile.
La poesía da cuenta de unas bazofias/ unas AKA6/ unos M16
vuela cerros ciudades imaginarias.
Dice unas cuantas idioteces al paso de las nubes.

2.6
De pie frente a la cordillera que está allí
quieran a sus padres/ hijos/ esposas.
No los dejen nunca/ nunca:
Mi amorcito yo no te dejaré nunca
se caerá la tierra/ se acabará el agua del mar
pero nosotros estaremos siempre juntitos/ uno
para el otro/ vamos a ir por los campos/ amorcito mío
te voy a comprar una falda de cuero/ un auto
de segunda mano.
Que seamos felices hasta la muerte
por lo menos.

2.7
Es la miseria, ya se sabe.
Y la misericordia.

3.0
Se pierde la historia del Restaurant Chile
un diario de crímenes
un encuentro de ancianos
nadie reescribió ese historial/ esa inmundicia
los lugares vacíos de los posmos
se pierde la historia de chile chico
unos paros nacionales/ vapores madres
A) la Insurrección de la carne 1905
B) El Coronel Barboza mató a Lentú
C) nadie fue a defender nada de nada
murió solo el hombre/ al fin
se escucharon las incidencias por cadena de radio y tv de la fuerza armada
hijos de nadie
hijos de don Reca/ del Cabro Carrera/ la Huasa Elena.
Se pierde la historia del ex Chile
en el desierto…

3.4.1
Pidamos ahora que el Tren Instantáneo de Nicky Parra Sandoval
llegue por fin hasta la puerta de esta casa abandonada
y los enfermos de Urgencia y Emergencia.
Unos muchachos llenos de sangre
en la Dirección Nacional
la niebla se pasea dentro de sus pechos.
Yo, Efrén Sepúlveda Fica
enfermo como estoy, en cama, pero
en mi sano juicio declaro este infinito Hospital
Chile Restaurant/ que nos rodea/ ventanilla 4 escalera
unos currículos de pobres infelices/ y de allí a la Of. De Partes
subieron a los Cielos.



miércoles, 7 de octubre de 2009

Cuatro poemas de Stella Díaz Varín





Stella Díaz Varín (La Serena, 1926) llegó a Santiago en 1947, con el firme propósito de estudiar medicina. En cambio, se integró a los círculos intelectuales, a la mítica bohemia de El Bosco, donde cultivó amistad con destacados creadores nacionales como Alejandro Jodorowsky, Enrique Lihn, Ricardo Latcham, Mariano Latorre, Luis Oyarzún, Jorge Teillier, José Donoso, entre muchos otros, formando parte de la llamada generación del 50. En ese período comenzó a colaborar en algunos diarios nacionales como El Siglo, Extra, La Opinión y La Hora; al mismo tiempo que participó en las diversas actividades generadas por la Sociedad de Escritores de Chile. Su obra literaria esta compuesta de Razón de mi ser (1949), Sinfonía del hombre fósil (1953), Tiempo, medida imaginaria (1959) y Los dones previsibles (1986).

I LA PALABRA

Una sola será mi lucha
Y mi triunfo;
Encontrar la palabra escondida
aquella vez de nuestro pacto secreto
a pocos días de terminar la infancia.
Debes recordar
dónde la guardaste
Debiste pronunciarla siquiera una vez...
Ya la habría encontrado
Pero tienes razón ese era el pacto.
Mira cómo está mi casa, desarmada.
Hoja por hoja mi casa, de pies a cabeza.
Y mi huerto, forado permanente
Y mis libros cómo mi huerto,
Hojeado hasta el deshilache
Sin dar con la palabra.
Se termina la búsqueda y el tiempo.
Vencida y condenada
Por no hallar la palabra que escondiste.


II TRASLUZ


            Que se me permita mirar por la ventana
Sólo el espinazo de la muerte
A tranco largo
Mirando fijamente
A mis ojos deslucidos
           Veo la ausencia
Doblando por la esquina
La miserable luz
De los días empañados.
Muy de tarde en tarde
Algún aprendiz de hombre
Vestido de domingo.
           En estas agonías neblinosas
Estoy mirando desde una ventana ajena
Tras la luz de este rincón desconocido
Desde esta ventana hacia ningún paisaje
Hueco sin distancias
Seca pupila donde no resplandece
ni el más leve trino.

III C U A N D O    L A     R E C I É N    D E S P O S A D A.

Cuando la recién desposada
desprovista de sinsabor
es sometida a la sombra.
Sí.  A su sombra...
Enciende la bujía y lee.

¡Ah!  Entonces no es nada
la venida del apocalipsis,
los hijos anteriores enterrados
y un hilo de sangre desprendido del techo.
No es nada ya el océano y su barco
ni la muerte que intuye la libélula
ni la desesperanza del leproso.

Cuando la recién desposada:
Ya no estaré tan sola desde hoy día.
He abierto una ventana a la calle.

Miraré el cortejo de los vivos
asomados a la muerte desde su infancia.
Y escogeré el momento oportuno
para enterrarla.

IV B R E V E    H I S T O R I A    D E    M I    V I D A.
Comando soldados.
Y les he dicho acerca del peligro
de esconder las armas
bajo las ojeras.
Ellos no están de acuerdo.
Y como están todo el tiempo discutiendo
siempre traen perdida la batalla.

Uno ya no puede valerse de nadie.
Yo no puedo estar en todo;
para eso pago cada gota de sangre
que se derrama en el infierno.

En el invierno, debo dedicarme
a oxidar uno que otro sepulcro.
Y en primavera, construyo diques
destinados a los naufragios.

          Así es, en fin...
Las cuatro estaciones del año
no me contemplan, sino trabajando.

          Enhebro agujas
para que las viudas jóvenes
cierren los ojos de sus maridos,
y desperdicio minutos, atisbando
a la entrada de una flor de espliego
de una simple abeja,
para separarla en dos,
y verla desplazarse:
la cabeza hacia el sur
y el abdomen hacia la cordillera.

          Así es
como el día de Pascua de Resurrección
me encuentra fatigada,
y sin la sombra habitual
que nos hace tan humanos
al decir de la gente.


 


lunes, 5 de octubre de 2009

Cuatro poemas de Mario Meléndez




Mario Meléndez nace en Linares, en 1972. Ha publicado los siguientes libros: "Autocultura y juicio" (con prólogo del Premio Nacional de Literatura, Roque Esteban Scarpa), "Apuntes para una leyenda" y "Vuelo subterráneo".

I RECUERDOS DEL FUTURO

Mi hermana me despertó muy temprano
esa mañana y me dijo
"Levántate, tienes que venir a ver esto
el mar se ha llenado de estrellas"
Maravillado por aquella revelación
me vestí apresuradamente y pensé
"Si el mar se ha llenado de estrellas
yo debo tomar el primer avión
y recoger todos los peces del cielo"

II ARTE POÉTICA

Una vaca pasta en nuestra memoria
la sangre escapa de las ubres
el paisaje es muerto de un disparo

La vaca insiste con su rutina
su cola espanta el aburrimiento
el paisaje resucita en cámara lenta

La vaca abandona el paisaje
continuamos escuchando los mugidos
nuestra memoria pasta ahora
en esa inmensa soledad

El paisaje deja nuestra memoria
las palabras cambian de nombre
nos quedamos llorando
sobre la página en blanco

La vaca pasta ahora en el vacío
las palabras están montadas sobre ella
el lenguaje se burla de nosotros

III LA ÚLTIMA CENA

Y el gusano mordió mi cuerpo
y dando gracias
lo repartió entre los suyos diciendo
"Hermanos
éste es el cuerpo de un poeta
tomad y comed todos de él
pero hacedlo con respeto
cuidad de no dañar sus cabellos
o sus ojos o sus labios
los guardaremos como reliquia
y cobraremos entrada por verlos"

Mientras esto ocurría
algunos arreglaban las flores
otros medían la hondura de la fosa
y los más osados insultaban a los deudos
o simplemente dormían a la sombra de un espino

Pero una vez acabado el banquete
el mismo gusano tomó mi sangre
y dando gracias también
la repartió entre los suyos diciendo
"Hermanos
ésta es la sangre de un poeta
sangre que será entregada a vosotros
para el regocijo de vuestras almas
bebamos todos hasta caer borrachos
y recuerden
el último en quedar de pie
reunirá los restos del difunto"

Y el último en quedar de pie
no solamente reunió los restos del difunto
los ojos, los labios, los cabellos
y una parte apreciable del estómago
y los muslos que no fueron devorados
junto con las ropas
y uno que otro objeto de valor
sino que además escribió con sangre
con la misma sangre derramada
escribió sobre la lápida
"Aquí yace Mario Meléndez
un poeta
las palabras no vinieron a despedirlo
desde ahora los gusanos hablaremos por él"

IV SINFONÍA NEGRA

Eva colgaba sus muertos de la ventana
para que el aire lamiera los rostros
preñados de cicatrices
Ella miraba esos rostros y sonreía
mientras el viento empujaba sus senos
hacia la noche agusanada
Una orgía de aromas sacudía el silencio
donde ella se deseaba a sí misma
y entre suspiros y adioses
un grillo ciego desmalezaba
sus antiguos violines
Nadie se acercaba a Eva
cuando daba de mamar a sus muertos
la cólera y el frío
se disputaban su adolescencia
el orgasmo daba paso al horror
el deseo a la sangre
y pequeñas criaturas violentas
despegaban de su vientre
poblando los amaneceres
de luto y de pesadillas
Luego
cuando todo quedaba en calma
y las sombras por fin
regresaban a su origen
Eva guardaba sus muertos
besándolos en la boca
y dormía desnuda sobre ellos
hasta la próxima luna llena

jueves, 1 de octubre de 2009

Cuatro poemas de Ted Hughes





Ted Hughes (Edward James Hughes), poeta inglés nacido el 17 de agosto de 1930. Escribió especialmente literatura infantil. Considerado una de las grandes voces de su generación a tal punto de ser laureado por la corona inglesa. Es conocido también por su matrimonio con la poeta estadounidense Sylvia Plath.  

I Los de la beca Fulbright

¿Adónde fue, en el Strand? Había varias
noticias sueltas, con sus fotos.
No sé por qué me fijé en una:
los de la beca Fulbright
de ese año. Llegando,
o ya llegados. O de algunos de ellos.
¿Estabas tú en esa foto? La miré
al pasar, preguntándome
a quiénes llegaría a conocer.
Me acuerdo de ese pensamiento. No
de tu cara. Es seguro
que miré con cuidado
a las chicas. Quizá te vi.
Quizá te di un puntaje, algo aburrido.
Quizá noté tu largo pelo suelto y ondulado,
tu flequillo a lo Verónica Lake.
Y no lo que ocultaba.
Parecería rubio. Y tu sonrisa,
tu exagerada
sonrisa norteamericana,
para las cámaras, los jueces, los extraños, los asustados.
Y después lo olvidé. Pero me acuerdo
de la foto: los de la beca Fulbright.
¿Con sus valijas? Me parece que no.
¿Habrían venido todos juntos? Yo caminaba,
arrastrando los pies,
entre el caliente sol y el asfalto caliente.
¿Fue entonces que compré un durazno?
Así al menos lo recuerdo.
En un puesto muy cerca de la estación.
Era el primer durazno fresco que probaba.
No podía creer lo rico que era.
Con veinticinco años, una vez más quedaba atónito
por mi ignorancia de las cosas más comunes.


II Mirar al Lobo

El viejo lobo blanco como un oso lanudo
escucha a la ciudad de Londres. Sus ojos marchitos
bajo la lana blanca son mirillas negras.
Y tantea, husmea las ofrendas
del horizonte del ruido, la invitación al aire
del gélido abril. El montón de carne
es su prisión. Seguro que se ha pasado la vida entera
detrás de barrotes, dejándose la vista
en la reja de la prohibición. Bosteza
malhumorado como un viejo y el bostezo
llega hasta Kensigton y allí se detiene
desanimado por los cristales. Las miradas
le han desgastado. Las miradas de los niños
lo han ajado hasta convertirlo en una distracción
patosa,
en un lobo peludo de juguete. Ya está harto.
Se enrosca alrededor de la piedra refrescante
que es cada vez más pesada. Luego hay que soportar
a más curiosos, una nueva prueba
con ruidos nuevos, gente nueva con colores nuevos
llegan a la verja. Él levanta
su fardo inservible y lo deja caer de nuevo,
moviéndose y haciéndose una pelota intranquila.
De su poder solo queda un mejunje de sobras,
un revoltijo de desperdicios y pedazos de energía,
impulsos mordisqueados e intuiciones desmanteladas.
No se puede quedar quieto. Todo el día
se agita y cambia de postura, vive una duermevela insomne en medio de agonías
crecientes
en un coche helado. El día no se acaba.
La noche será peor. Él espera
que haga efecto la anestesia
que ya le ha quitado su fuerza, su belleza
y su vida.

Empuja si rigidez hasta ponerla de pie
y dirige unos pasos vacilantes
a sus aposentos. Baja hasta el agua
y bebe. La vejez da sed. El agua
puede que tranquilice. ¿Qué más
se puede hacer? Intenta recuperar
la postura caliente que tenía. Encoge
las patas traseras para sentarse sobre ellas. Se hunde
en un pellejo tembloroso al que ya no
consigue hacer honor.

Y ahora
llega un lobo joven, todavía intacto.
Sabe acostarse, con la cabeza,
los ojos asiáticos, las miras del cañón,
alineados sin esfuerzo con el eje de su vigor.
Cierra los ojos pálidos y está tranquilo,
aburrido pero tranquilo. Sus fuertes miembros
están llenos de tiempo reposado. Está esperando
la ocasión para vivir y entonces se largará.
Mientras tanto la verja, el revuelo de sombras
de la gente en movimiento y la ruidosa montaña rusa
del Londres circundante, son solo temporales
y no cuestan nada. Y se puede permitir
aguzar el oído ante todo eso y no encontrar nada
parecido al bosque. Aún le quedan los estorninos
para darle diversión. El linaje escrito a fuego
en su lomo entrecano es su legado.
Las orejas rojizas y el cuello siempre están listos.
Desploma sus pesadas patas corredoras, las extiende
sobre los guijarros y apoya la enorme máquina
de su cabeza ronroneante. Un lobo
perfectamente tendido sobre los guijarros. Para que
las miradas
lo pongan en un pedestal. Un producto
sin mercado.
Pero cada vez
ocurre el horror: la herencia de hierro,
el testamento ubérrimo, se retuerce
con aburrimiento neurótico y se corroe
hasta volverse indigesto. Todo su vigor,
sus orejas atentas, su morro que apunta
una y otra vez, son como el temblor
de una crisis nerviosa, alimentada con voces.
¿Acaso oye al ciervo? ¿Está escuchando
el rumor de un bosque que no existe? ¿Lo atormenta
el pánico de los lémures yéndose lentamente,
desapareciendo a lo lejos? Ha hecho un largo camino
para no encontrar nada y armarse de paciencia.
Pero la paciencia se asfixia en los pliegues
de su grueso pellejo. Los cuentos de hadas
se quedan trasnochados a su alrededor
y se convierten en guijarros otra vez. Su mirada
le sigue diciendo que todo es real
y que es un lobo, nada menos
que en medio de Londres: qué
situación absurda y desesperada. ¿Acaso los
habitantes del ártico
le susurran, en sus frecuencias de onda, bocanadas
fantásticas
de fuga y libertad? Sus patas,
esas herramientas eléctricas, yacen delante de él.
No sabe cómo usarlas. De pronto
se levanta con dramatismo y reajusta
su cuerpo resuelto:
el Guarda
ha venido a cambiarle el agua.
Y los viajes prodigiosos
quedan tirados otra vez en
montones de cuerdas desmadejadas.
El futuro se lo parten, lo enrollan
y lo dejan hecho un embrollo, un porrazo
que daña su cerebro. Queda callado,
amigable como perrito, desilusionado. Todos los preparativos
se avinagran en su pellejo. Cada bostezo
que da es una dosis de veneno. Cada travesura
libera un diluvio de nueva desesperanza que luego tiene
que consumir en sus sueños. Un millón de millas
se enredan en sus zarpas. Diez millones de años
quedan rotos entre sus dientes. Un mundo
de huesos pestilentes, picoteado por los gorriones.

Está colgado
cabeza abajo del cable
de la no participación.
Es una carta del tarot y lo sabe.
Puede aullar toda la noche,
pero el amanecer cogerá la misma carta
y lo verá pintado en ella, con los ojos
como marcos de puerta en un desierto
entre la nada y la nada.


III Teología  

No, la serpiente no
Sedujo a Eva con la manzana.
Todo esto simplemente es
Corrupción de los hechos.

Adán comió la manzana.
Eva comió a Adán.
La serpiente comió a Eva
Esto es el oscuro intestino.

Mientras la serpiente
Reposaba de su comida lejos del paraíso-
Sonreía al escuchar
Que los quejidos de Dios la llamaban.


IV Narcisos

Recuerdas cómo recogíamos narcisos?
Nadie más lo recuerda pero yo lo recuerdo.
Tu hija venía con su perjuicio; ansiosa y feliz
De ayudar en la cosecha. Ella lo ha olvidado.
Ella no puede recordarte. Y las agotamos.
Fuimos tan pobres? El viejo hombre piedra, el almacenero,
Aspecto de jefe, la presión de su sangre púrpura desde la raíz
(Fue su última oportunidad.
Como tú, moriría en el mismo gran frío),
Él nos persuadió. Cada primavera
Siempre los compraba: siete centavos una docena
‘Costumbre de la casa’.

Además de nunca estar seguros de querer
Nada para nosotros; principalmente estábamos hambrientos
Por transformarlo todo en provechoso.
Permaneciendo nómadas -permaneciendo extraños
A todas nuestras posesiones. Los narcisos
Fueron tesoros incidentales encontrados
En los dorados hechos. Ellos simplemente vinieron,
Siguieron llegando
Como si no saliesen del césped sino que cayeran del cielo
Nuestra vida, sin embargo, sorprendía nuestra propia buena suerte.
Sabíamos que viviríamos para siempre. No aprendimos
Que los narcisos son una fugaz mirada
De lo eterno. Nunca identificamos
Con nuestros propios días
El nupcial vuelo de las raras efémeras.

Apilamos la fragilidad de sus liviandades en un banco de carpintero
Distribuimos docenas de hojas-
Hoja combada – hojas flexibles; a tientas por el aire; zinc – plateada-
Conveniente para su descarnado tallo en el agua del balde.
Su carnoso tallo oval
Y los vendimos, siete centavos un banco –
Viento – heridas, espasmos de la oscura tierra
Con metales sin olores
Una inflamada purificación de las frías lápidas
Como si el hielo hubiese tomado aliento.

Por su palidez los vendimos.
Rápidamente cosechamos lo grueso y pudimos con lo fino.
Finalmente estuvimos abrumados
Y perdimos las tijeras del presente de boda.

Cada marzo se levantaron nuevamente
Fuera de los mismos bulbos, los mismos
Niños llorando al deshelarse
Bailarinas demasiadas cercanas a los estremecimientos de la música
En las alas de las corrientes de aire del año.
En este mismo maremoto de la memoria; flotando
Ellos regresan olvidando que te inclinaste allá
Detrás de la lluviosa cortina del oscuro abril.

Pero en algún lugar tus tijeras recuerdan. Dondequiera que estén.
Aquí en algún lugar las hojas abiertas de par en par,
Abril tras Abril
Profundamente hundidas
A través del césped – Un ancla, una cruz de herrumbre.


Cuatro Poemas de Attila Józseff





Poeta húngaro nacido el 11 de abril de 1905. Publica por primera vez a la edad de 17 años (Mendigo de la Belleza). Considerado “el gran poeta proletario”, József, se ha convertido en una de las voces más importantes en de la literatura modernista húngara. Su obra poética está constituida de los siguientes libros: Mendigo de la belleza 1922, No soy yo quien grita 1925, No tengo ni padre ni madre 1929, Derriba el capital, no protestes, 1931, Noche en el arrabal, 1932, La danza del oso, 1934, Duele mucho 1936.

I No soy yo quien grita

No soy yo quien grita: es la tierra que ruge.
¡Cuidado! ¡Cuidado! ¡El diablo ha enloquecido!
Escóndete en el fondo limpio de los manantiales,
fúndete al cristal de la ventana,
ocúltate tras los fuegos de los diamantes,
bajo las piedras, entre los insectos,
escóndete en el pan recién salido del horno,
oh, tú, pobre, mi pobre.
Con el fresco aguacero fíltrate en la tierra.
Es inútil que sumerjas tu rostro en ti mismo
cuando sólo puedes lavarlo en otros ojos.
Se la delgada arista de una brizna
y serás más grande que el eje de este mundo.
¡Oh, máquinas, pájaros, frondas, y estrellas!,
nuestra estéril madre pide a gritos parir.
Querido amigo, cariñoso amigo,
puede resultarte terrible o maravilloso, pero
no soy yo quien grita, es la tierra que ruge.

II Corazón Puro

No tengo ni padre ni madre,
no tengo ni patria ni Dios,
no tengo ni cuna ni sudario,
no tengo ni sombra de amor.
Hace tres días que no como
siquiera un pedazo de pan.
El poder de mis veinte años
se lo venderé al mejor postor.
Y si nadie quiere comprármelo
al diablo se lo ofreceré.
Robaré, puro el corazón,
y, si es preciso, mataré.
Seré atrapado y luego ahorcado.
La santa tierra me cubrirá
y la fatal hierba crecerá
desde mi hermoso y puro corazón.

III Mis queridos Amigos

Mis queridos amigos que aún recuerdan al loco,
ahora les escribo, aquí junto a la estufa
donde os recuerdo mientras el frío de la noche
de noviembre ha venido a mezclarse en mi alma
a esta lenta tristeza que apenas se disuelve.
Amigos, recordadme, y no sólo entre risas,
pues viví entre vosotros y un día me quisisteis.


IV Fugaces Recuerdos (*)

Fugaces recuerdos, ¿en dónde desaparecisteis?
Mi corazón, pesaroso, quiere echarse a llorar.
Ya no puedo vivir sin vosotros.
Lo que mis manos tocan no toca ya mis manos.
¿Acaso no soy digno de jugar otro poco?
¡Frágiles mariposas, venid, volad aquí!
Fugaces recuerdos, soldaditos de plomo
que tanto anhelé otrora
y cuyas bayonetas supe enderezar
¡Turcos, bóers, venid, rodeadme aquí!
¡Oh, cañoncitos, formad las baterías!
Tan pesaroso está mi corazón... ¡Ay, defendedme!

(*) Esta poesía fue escrita tres días antes del suicidio del poeta bajo las ruedas de un tren.